FAST FINGER

Así cómo Coca-Cola, la bebida de fantasía más consumida en el mundo tiene su secreto, que hace de su sabor único, y tal como de la misma manera el papel moneda en el cual se diseña el dólar tiene lo suyo, una textura única e irrepetible, en nuestra empresa de Servicios Transitorios, también tenemos lo nuestro.

Hace algún tiempo, un joven de tés clara, estatura promedio, de carácter más bien introvertido, desarrolló una plataforma tecnológica que denominó FastFinger, algo así como “un dedo veloz”.

Desde aquel momento muchas cosas cambiaron. Entre otras, la forma de hacer gestión con nuestros clientes bancos, la eficiencia como concepto fundamental en el manejo de la información pasó a ser parte de nuestra identidad como empresa de servicios transitorios. Ya no era tan solo el enorme capital humano que representa tener colaboradores formados por nuestra empresa de capacitación, sello único en el mercado de los cajeros externos bancarios, sino que además contar con una plataforma, bien alimentada por cada uno de nuestros coordinadores del área de servicios, que es capaz de procesar la disponibilidad del personal, hablar de finiquitos, generar estadísticas, organizar reportes de horas trabajadas, y como este relato tiene límites, un sinfín de otros elementos que hacen de esta herramienta algo así como una parte fundamental de la cuarta revolución industrial de la que tanto hablan los medios a nivel mundial, aquella cuyo relato que habla de la aplicación del Internet a la industria en el manejo de los productos, usándose la digitalización, la Tecnología de la Información (TI), y dispositivos inteligentes, conectando redes, comunicando máquinas, adaptando servicios a los clientes en cualquier parte del mundo, y en caso puntual del cual hablamos, vinculando a los clientes de todo Chile.

Así es FastFinger… ¿y de su creador, qué más podemos agregar?, tan solo comentar lo que se habló de él en las líneas que inician este artículo, y agregar tan solo que su filosofía es idéntica a la del cofundador de Google y CEO de Alphabet, Larry Page, para ambos se trata de “siempre ser el mejor, no ser el primero”.